1. Céntrate en
la acción Evita largas descripciones o extensas divagaciones. Esto no
quiere decir que el cuento tenga que ser simple, simplemente debe contener lo necesario.
2. ¡Todo no, por
favor! El cuento, por lo general, debe ocurrir en un espacio de tiempo breve,
tener pocos personajes principales y una localización
principal. Recuerda, cuando tengas tu idea, simplifícala: busca el impacto centrándote en el instante, en la acción.
3. Mantén la
estructura. Introducción, nudo y desenlace.
4. Sugerir. Es tan
importante lo que se dice como lo que se calla. Deja que el lector entre en la historia y tenga que
interpretar lo que sucede, no se lo des todo hecho.
5. Frase a frase. Cada frase
tiene una función. Aprovecha bien las palabras. Esto no es necesario hacerlo en
la primera escritura, pero sí en la revisión.
6. Suspense No des toda la
información de golpe. Dosifícala y lleva al lector hasta la última palabra. Siempre
que puedas, intenta que al final del texto haya un giro, un golpe de efecto,
una sorpresa que dé un nuevo sentido al texto.
7. Impacto Una de las
cosas más difíciles es que el cuento deje huella en el lector. Una vez haya
terminado, el texto ha de dejar un eco en su interior, una reflexión, un
sentimiento. Para ello, la última frase es fundamental. Si logramos que
contenga un giro o una imagen impactante que arroje luz sobre el resto de la
narración, estaremos en el buen camino.
8. Ambienta. La ambientación
envuelva al lector. Para ambientar en un texto muy corto, usa el tono, el
narrador, el lenguaje y selecciona las palabras adecuadas. Cada palabra te
ayuda a construir la atmósfera. Elígelas con cuidado.
9. El título. El título debe
sugerir, intrigar y tener sentido en la historia sin desvelarlo todo.
10. Una regla
extra. Si queremos entender cómo funcionan y cómo se escriben los cuentos, es
fundamental leerlos: Chéjov, Cortázar, Poe, Borges, Ray Bradbury, Benedetti,
Monterroso…
1. Céntrate en
la acción Evita largas descripciones o extensas divagaciones. Esto no
quiere decir que el cuento tenga que ser simple, simplemente debe contener lo necesario.
2. ¡Todo no, por
favor! El cuento, por lo general, debe ocurrir en un espacio de tiempo breve,
tener pocos personajes principales y una localización
principal. Recuerda, cuando tengas tu idea, simplifícala: busca el impacto centrándote en el instante, en la acción.
3. Mantén la
estructura. Introducción, nudo y desenlace.
4. Sugerir. Es tan
importante lo que se dice como lo que se calla. Deja que el lector entre en la historia y tenga que
interpretar lo que sucede, no se lo des todo hecho.
5. Frase a frase. Cada frase
tiene una función. Aprovecha bien las palabras. Esto no es necesario hacerlo en
la primera escritura, pero sí en la revisión.
6. Suspense No des toda la
información de golpe. Dosifícala y lleva al lector hasta la última palabra. Siempre
que puedas, intenta que al final del texto haya un giro, un golpe de efecto,
una sorpresa que dé un nuevo sentido al texto.
7. Impacto Una de las
cosas más difíciles es que el cuento deje huella en el lector. Una vez haya
terminado, el texto ha de dejar un eco en su interior, una reflexión, un
sentimiento. Para ello, la última frase es fundamental. Si logramos que
contenga un giro o una imagen impactante que arroje luz sobre el resto de la
narración, estaremos en el buen camino.
8. Ambienta. La ambientación
envuelva al lector. Para ambientar en un texto muy corto, usa el tono, el
narrador, el lenguaje y selecciona las palabras adecuadas. Cada palabra te
ayuda a construir la atmósfera. Elígelas con cuidado.
9. El título. El título debe
sugerir, intrigar y tener sentido en la historia sin desvelarlo todo.
10. Una regla
extra. Si queremos entender cómo funcionan y cómo se escriben los cuentos, es
fundamental leerlos: Chéjov, Cortázar, Poe, Borges, Ray Bradbury, Benedetti,
Monterroso…